sábado, 16 de septiembre de 2017

BOTAS

"Me han dicho que es usted una bruja muy buena, muy eficaz" "No me gusta hablar de mí misma""Pues sí. Me han dados una referencias inmejorables. Si no no habría venido. Me gusta lo mejor" "¿Tengo que darle las gracias por haber venido? Como ha visto tengo mucha gente esperando" "Qué impaciente. Me ha costado un mes la cita. Déjeme que la disfrute. La decoración de su estudio es francamente mejorable" "Soy una bruja. Me gusta que mi despacho parezca una cueva. Me dirá lo que desea o lo tengo que adivinar yo" "No estaría mal. Probemos. Será muy divertido" "Veo un hombre por ahí. Quizás él no es lo libre que usted desearía. Eso la hace infeliz. Le prepararé una pócima para usted y unas gotas para él. Y rezaremos juntas el sortilegio" "Caliente caliente, pero no es ese el motivo de mi visita. Se puede ahorrar esa pócima. Con eso ya me arreglaré yo" "Cobro por tiempo" "Por el dinero no se preocupe" "Sus gastos van algo por delante de sus ingresos. Veo un ascenso. Le prepararé una pócima , si le echa unas gotas a su jefe el ascenso será suyo. Aquí tiene el sortilegio que tendrá que recitar con la luna llena" "Ja ja ja . Frio Frío" "Frío Frío ¿Qué?" "Ahí se ha colado. La jefa soy yo. Quizás la estoy poniendo nerviosa" "Un poco sí" "Pero siga siga" "Por puro sentido común. Tiene una prueba preventiva pendiente, su padre falleció de una enfermedad Un momento. Un momento. Cáncer de colon. Está usted preocupada por la colonoscopia de la semana que viene. Tómese una infusión de estas hierbas" "Y el sortilegio" "Sí" "Esta vez ha estado fina con lo de mi padre y que me tengo que hacer una colonoscopia, pero no es la primera. No me preocupa tanto. Tampoco es por eso por lo que he venido" "Salud, dinero amor. ¿Para qué coño viene entonces? Para dar envidia. Es usted.. Me voy a callar porque es cliente" "Bueno se lo explico. Tengo la casa más bonita del mundo" "Y dale" "Déjeme terminar" "Un mobiliario impecable, una distribución exquisita, una piscina que mira directa al mar" "Señora hay personas más desgraciadas esperando, déjeme que les de consuelo" "Es que yo soy muy desgraciada. Mire tengo  los armarios, los chifonier, los arcones, el trastero, absolutamente llenos de cosas bonitas. No cabemos en casa. Cada vez que compro unos zapatos o un bolso es un drama" "haber empezado por ahí ¿Cuanto más espacio necesita en su casa?"  "Un veinte por ciento sería suficiente. Tómese esto. Le rezo yo el sortilegio. Cierre los ojos. Ya está" "¿De veras? ¿Qué va a hacer?"

Se fue tan contenta y tan convencida del sortilegio que fue a su zapatería favorita. En el escapate había una botas, unos manolos. El capricho de toda su vida.Entró. Se sentó. Pronto le tomaron el encargo. Desplegaron el papel. Los tocó, suaves, se los probó. Qué delicia. Estaban pensados y cosidos pensando en ella. Manolo Blachnik los había diseñado pensando en sus piernas, sus tobillos y sus pies. Me los llevo y se los envolvieron. Por el camino, lo celebró con una amiga con varias copas de champán. REgresó. Le costó abrir la puerta. Miró la bolsa de aquella joya. Se sentó con dificultad.. Abrió la caja. Se los encajó. Bueno encajarlos era un decir, porque las mismas botas que Manolo había diseñado para ella, una botas altas por encima de la rodilla le llegaban casi a la ingle. Miró la caja. La talla era correcta. La dependienta debió haberse equivocado al meterlas de nuevo en la caja. Se acostó con dificultad por el alcohol. Se levantó. Sábado. Corrió con la idea de enmendar el error de la tienda. Desayunó en la calle. Enfrente de la tienda. En cuanto abrió, se coló. Previno a la dependienta del error. Abrió la caja, miró el contenido, se disculpó pero no había ningún error. La invitó a probárselas. Perfectas. Las botas le quedaban perfectas. Se las llevó. Regresó a casa. ABrió la puerta. La cerró. Se volvió y vio los techos más altos, los muebles más grandes. Las sillas más altas. Se probó las botas. Casi a la ingle. Sin duda era ella la que había encogido, pero sólo en casa. Se midió. 135 cm, 30 menos que el día anterior. La bruja, la puta bruja que se había cabreado. Lloró. La demandaría. Dejó de llorar. Si era más pequieña sólo en casa, podría tener una cama más pequeña, un armario más grande, también la bañera y el retrete, más espacio para armarios de baño, y la ropa de casa sería tambien más chiquita. Y para salir su ropa y su tamaño normales. Con no traer amigos al interior de su casa su problema estaba resuelto. Qué gran mujer esa bruja. La recomendó a todas sus amigas, pero no entró en detalle del porqué.

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