jueves, 31 de mayo de 2012

GRANITOS


“¿A ti te pasa que al tocarte un granito de la espalda notas algo en otra parte del cuerpo?” La miro raro “No me había dado cuenta” “No me ocurre sólo a mí. Lo he comentado  con otras amigas y también les pasa” Se lleva la mano a la espalda. Hurga y pellizca.Ves. He notado como una rampa en el pie. Me llevo la mano a la espalda. Hay un folículo inflamado. Lo pellizco y solo aprecio dolor en la zona. “ Yo no noto nada” “ Son unos granos en particular. Más duritos.” Sonrío. “No me crees. A mí me gusta. Tú te lo pierdes”. “Quizás ocurre como en la acupuntura, hay zonas que interfieren con la inervación de otras, en las astas posteriores de la médula espinal” “No  lo sé pero a  mí  me gusta”.

Cuando ella no me ve me busco en la espalda alguno de esos granos, sin éxito. Por la noche, es verano, mientras mi compañera duerme miro su espalda. Debajo de uno de los tirantes de su camiseta hay un lunar oscuro, grafito,  y muy redondeado. Quizás son esos los puntos de que hablaba Carmen. Me acerco. Lo rozo. Lo pellizco. La pierna derecha lanza una patada. Gruñe pero dormida. Es curioso. Vuelvo a tocar esta vez con un pequeño giro a la derecha y la pierna se mueve, pero ahora hacia atrás y me golpea con el talón en la espinilla. Me conduelo pero en silencio para no despertarla. La luz de luna que entra por la ventana me muestra otro punto brillante en la base del cuello. Lo aprieto y el brazo derecho se mueve. Hacia la izquierda. No lo suelto y el brazo permanece en alto. Lo giro y el codo se dispara hacia atrás. Lo esquivo. Hay al menos diez puntos de ese tipo una vez sabes buscarlos. Uno a uno ensayo los movimientos que producen. Manejando a la vez dos de ellos e introduciendo giros o pulsaciones, los movimientos son cada vez más complejos. Es divertido manipular así a alguien mientras duerme. Con la destreza que da la práctica podría lograr cualquier cosa sin sacarla del sueño. Veo un número infinito de posibilidades a mi hallazgo, incluso algunas terapéuticas.

Sigo manipulando granitos, y en un momento dado, se pone rígida, las manos cruzadas hacia arriba y dejo de escuchar su respiración.  Acerco la oreja a su pecho. Su corazón no late. Espero unos segundos y sigue sin respirar y sin latir. La he matado con mi manipulación. Comienzo la reanimación, cinco masajes y boca a boca. Su pecho se insufla pero sigue sin latir. Recuerdo la melodía de los Bee Gees , sin éxito. Estoy muy asustado. Maldigo los granitos. La giro. Comienzo a pulsarlos todos en distinto orden. Pulso, toco acaricio, retuerzo, pellizco, froto. Un resuello. He escuchado un resuello. Su tórax se ha insuflado. Exhala. Inspira. Pongo la oreja y capto el latido. Respira. Late y duerme. Respiro yo también y me duermo jurándome no revelar a nadie mi descubrimiento del cuadro de mandos humano que todos tenemos en la espalda..

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