jueves, 21 de junio de 2012

COLUMBOFILIA


“Con lo bien que estaban volando y se han bajado allí donde las oliveras” “No había visto una cosa igual. Han pasado de zurear a la palomica a desplomarse “ “Hace mucho calor” “No jodas con el calor, qué temperatura quieres que haga en Junio en Murcia” “Vamos a los coches”.

Una caravana de coches cuatroporcuatro, furgonetas, motos, incluso bicicletas, salieron en estampida por el carril en dirección al lugar en que los palomos se habían posado en el suelo.

“¿Qué peste?” “No se puede soportar” “hay algún animal pudriéndose por aquí” “El arrullo de las palomas se oye a pocos metros” “Pero según nos acercamos la peste es mayor”

Caminaban por un huerto abandonado de limoneros. Los matorrales secos cubrían casi la altura de un hombre. El calor sofocante y el sudor se amasaban en las ropas. El olor se intensificaba. A diez metros las oliveras. El olor llevó a la náusea a dos de los palomistas. Uno de los más viejos con una tripa hinchada les ofreció aguardiente de una petaca para mojar las pañuelos y tamizar con el tejido empapado la pestilencia.
Un claro.  Después las oliveras. En medio un enjambre de palomas en misteriosa armonía con dos docenas de urracas y cuatro o cinco cuervos. Decenas de picos bajaban una y otra vez, subían deglutían y volvía a levantarse para volver a tragar trozos de algún alimento. Cuando la maraña de plumas se movíó quedó al descubierto una parte de la carroña que devoraba.

“Es una mano” “Sí le faltan dos dedos pero es una mano” Se adelantó. Hizo aspavientos para espantar a las aves. Las más cercanas remontaron el vuelo, pero no se resistieron a una comida fácil y se le abalanzaron a la cara. Varios hombres acudieron en su auxilio y las palomas, los cuervos y las urracas desistieron de seguir con su alimento. Alzaron el vuelo y se posaron en las copas de las oliveras alineadas con los picos ensangrentados. El rostro estaba descarnado. Las cuencas de los ojos vacías. El abdomen abultado rezumaba jugos por varios puntos en que los picos habían accedido a las vísceras.”Voy a llamar a la guardia civil” “¡Quieto!” “¿Y qué les vas a decir que nuestros palomos han comido carne humana. Nos los decomisarían, quizás incluso sea obligatorio que los sacrifiquen” “Yo no estoy dispuesto” “Y menos por un indigente muerto. HE visto las ruinas de la casa. Una manta y un infiernillo. La comida justa para el día y una jeringuilla” “Está muerto. Si estuviese herido..... Pero está muerto” “¿Y si nos vamos?” Mira  a tu alrededor. ¿tú ves a los palomos con ganas de volver a sus jaulas?” “No. En cuanto nos apartemos se abalanzarán sobre su presa. Hay que eliminar el cadáver” “Quemémoslo” “No se puede encender fuego en esta época sin permiso del SEPRONA” “Tengo cinco cerdos en la finca de al lado. Tengo que ir a darles de comer. Los cerdos hambrientos. Y a este no creo que nadie lo eche de menos. Los cerdos acaban incluso con los huesos” “Aquí hay un plástico” “Mientras lo lleváis yo echo yeso para tapar los restos de jugos de la tierra”

Los cerdos cenaron y comieron el siguiente día. Los palomos volvieron a sus jaulas. Los cuervos aguantaron en el tejado de la cuadra algún residuo

En Noviembre en un día gris y helado hubo matanza. Tres de los asistentes sólo comieron ensalada.

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