miércoles, 13 de junio de 2012

MI LUCHA


“Compañeros. Si nos mantenemos unidos si perseveramos, conseguiremos que nos devuelvan lo que es nuestro, nuestras reivindicaciones son justas. No hay otra salida. No hay más opciones”  Aplausos cerrados.

“Compañeros sólo llevamos cinco días en la protesta y veo asientos vacíos en el salón. No es posible que os canséis tan pronto. Si cejamos en nuestro empeño, nuestro esfuerzo será baldío. Regresaréis a casa tristes, cabizbajos sin ganas de hablar con  vuestras familias” Cuchicheos y murmullos.

“Los compañeros se están quedando en casa. No van ni 10 diez días y apenas estamos los representantes. No podemos convocar en el salón porque sería una vergüenza” “Vámonos a casa Pencho” “Si un solo hombre tiene razón debe seguir su lucha independientemente del resultado. Creo que debemos constituirnos en asamblea permanente en esta habitación. Si somos ya pocos, debemos llamar la atención con nuestro esfuerzo” Aplausos.

“Pencho esto se muere y no hemos conseguido nada. El periodista del otro día apenas puso una nota pequeña en las hojas centrales en un rincón antes de las necrológicas. Es una premonición. Nuestra reivindicación está moribunda” “Mientras hay vida hay que luchar. Quien quiera puede irse a su casa no hay problema. Yo desde hoy empiezo una huelga de hambre” Murmullos uno se levanta entrecruzando las manos. Recoge sus cosas y se va. Alguno hace ademán de abuchearle “No. Nada de abucheos esto es libre” “Contigo hasta el final” “ Lo vamos a conseguir. En un mundo sin justicia no  merece la pena vivir”

“Me duele el estómago” “Déjalo. Come algo” “No Pencho. Después de veinte días estamos consiguiendo que la televisión nacional esté pendiente de nosotros. Estamos más cerca que nunca de conseguirlo. No voy a abandonar”.

“Esto es una mierda Pencho. Treinta días sin comer, y la prima de riesgo nos saca de los telediarios” “Sí es una mierda” “Pencho no puedes desmoralizarte. Eres nuestro líder” “sí. Ha sido un momento de flaqueza. No podemos volver atrás. Si en tres días no hemos conseguido  nada haré algo” “No hagas ninguna locura” “Todo en su momento no te preocupes” Sólo suspiros.

“Es el día. Si esperamos más no tendremos fuerzas. Me voy a quemar a lo bonzo. Mañana sábado a la una en la Plaza de las Flores, cuando todo el mundo tome el aperitivo. Prepararemos una pancarta. Marcharemos hasta allí todos juntos. Haremos un discurso, me rociaré con gasolina y me prenderé” Silencio.

Mientras preparan la pancarta, rellena una botella de plástico con la gasolina del depósito de un coche. Coge las cerillas. Tiene miedo. Morir abrasado. Después de tantos días de hambre morir. Para siempre. Quizás sea suficiente con un amago. Coge las cerillas. Sin que nadie le vea las humedece. El efecto será el mismo si da tiempo a que las fuerzas del orden le rescaten.

Termina el  discurso en la plaza. Una docena de personas malolientes y despeinados con una pancarta llaman la atención. Cuando termina se rocía con la gasolina. VE muchos "o" en los labios de la gente. Nadie se mueve. Saca las cerillas. Nadie se mueve. Una cerilla. Otra cerilla. Otra. No prenden. Nadie se mueve. Se le caen las cerillas. Uno de sus acompañantes le acerca un mechero.


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