martes, 19 de junio de 2012

VISITA A MEDIANOCHE (ANEMIA XIV)


Me gusta que la medianoche me sorprenda escribiendo . El silencio me ayuda a que las ideas fluyan como palabras. Lo hago todas las noches. Es algo fisiológico. Las palabras. Los sonidos. Las frases resuenan. Es mi música. Son mis sonidos. Son voces que presto a quienes leen lo que escribo.

Una mano helada se posa sobre mi hombro izquierdo. No hay nadie en casa más que yo.

“Buenas noches Antonio” . Nunca he escuchado esa voz que sin embargo me resulta familiar. No quiero mirar atrás. Son dedos finos, de uñas bien cuidadas. Manos huesudas. Las venas se enredan por las falanges. Son venas transparentes. “¿Qué quieres?” “Sabes ya quien soy” “Eres Vlad” “Sí soy Vlad” “¿A qué has venido” “Espero que tú me lo digas” “¿Yo? Un pobre mortal decirte a ti un todopoderoso qué has de hacer? Es ridículo.” “Sí un todopoderoso en tu terreno. Estoy aquí detrás de ti. Podría coger tu cabeza y aplastarla o morder tu yugular y extraer hasta la última gota de tu sangre. Nadie se explicaría lo ocurrido porque la historia, Tu historia y la mía quedarían sin terminar” “Visto de ese modo” “Un todopoderoso que puede ser destruido con que pulses la tecla delete de tu ordenador, o con que cambies el curso de esta historia” “ Te juro que no tengo ninguna intención de acabar contigo. Me gusta tu personaje. Me gusta tu carácter, frío, seguro, eres deseado, creo que a veces eres algo que me gustaría ser” “Y tener una dieta de sangre para evitar la vejez. Es cansado” “Cansado también es correr veinte kilómetros, y hacer dieta y beber poco alcohol y vivir con demasiada moderación con peores resultados que tu dieta, o madrugar para ir al trabajo” “¿Quieres darme pena?” “No es mi estilo Vlad. No quiero dar pena a nadie, pero me ha parecido que tú querías darme pena a mí” “Soy un vampiro. Soy una criatura del diablo. Puedo envidiar lo que no tengo y conseguir o destruir lo que envidio” “No lo había pensado. Creía que la envidia era algo muy humano y ahora que lo dices los seres de la noche también la tenéis” “ Sí. También el odio y el rencor” “ Pero la envidia te hace desgraciado, siempre añoras aquello de lo que careces” “¿Quien ha dicho que por ser inmortal tenga que ser feliz?” “Parece lógico, pero Vlad. Tú estuviste enamorado hasta la desesperación. Sentiste y consumaste el deseo. El amor no me encaja con lo que me dices” “No me gusta hablar del pasado” “Una lástima porque el pasado de un inmortal es sublime. Muchos historiadores matarían” “O morirían en el intento Antonio” “Volviendo a tu amor” “Eso pasó” “Todavía te alteras Vlad. Estuviste a punto de volver a la vida” “Eso es imposible. Un vampiro no puede volver a la vida sin pasar antes por la muerte” “Pero lo intentaste” “¡Sí!” “Quizás te habría merecido la pena” “….quizás. Tú escribes esta historia. ¿Por qué me preguntas?. ¡Podías haberme dejado ser humano! ¡Me obligas a la inmortalidad! Debería convertirte en vampiro para que sufrieses en tus carnes la angustia de la vida eterna” “Lo siento Vlad. Escribir es como vivir, es una acto libre, pero cuando manejas mitos, y tú lo eres, lo quieras o no, hay sus reglas. No puedo cambiarlas” “¿Y una mujer hermosa puede tener un ojo en el ano? Eres un enfermo Antonio” “El relato de La mujer excepcional es realismo mágico, es otra cosa. ¿Vlad? ¿Vlad?.”

Su figura se aleja hacia el norte. Sobre la sierra de la Pila hay una nube de tormenta que no para de disparar rayos.

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